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martes, 1 de diciembre de 2015

La vacuna contra la diabetes: una guía para reconocer pseudociencia

Artículo publicado originalmente por Brenda Valderrama en la columna "Reivindicando a Plutón" del Sol de Cuernavaca el 30 de noviembre de 2015.




Hace uno días se publicó, con bombo y platillo, una vacuna que supuestamente cura la diabetes. La noticia se dio en una conferencia de prensa y la nota que se emite causa impacto por varias razones que son clásicas de la pseudociencia. Primero, el uso de frases como “orgullosamente mexicana”, “gracias al talento de investigadores nacionales”, “que primero se beneficien los mexicanos” son comunes en la réplica de la noticia con lo que se busca generar un orgullo basado en el nacionalismo. Segundo, la pueden utilizar enfermos incipientes, prediabéticos, pacientes crónicos, niños y ancianos con lo que automáticamente se tiene un mercado amplio y sin restricciones. Tercero, es de aplicaciones múltiples pues se alega que también puede usarse para remediar (que no curar, en eso son cuidadosos) otros padecimientos como embolia, pérdida del oído, amputación, insuficiencia renal y ceguera, entre muchos otros. Cuarto, el tratamiento es acotado, un tema importante pues se ha visto que muchos diabéticos abandonan los tratamientos permanentes por incapacidad financiera o malos hábitos. Quinto, desde el punto de vista económico, el costo de cien pesos por tratamiento permitiría a cualquier persona tener acceso al mismo aunque no cuente con seguridad social o seguro médico. Sexto, carece del soporte académico y técnico que dan publicaciones especializadas o patentes. Finalmente, se amparan de manera tendenciosa en instituciones prestigiadas como el Centro Médico Siglo XXI del Instituto Mexicano del Seguro Social al mencionarlo como el sitio donde se llevarán a cabo los tratamientos.

Como se imaginarán, de ser cierto, este tratamiento podría cambiarle la vida a millones de personas y generó una importante expectativa. Inclusive instituciones serias como la Fundación Carlos Slim para la Salud replicaron la nota además de docenas de medios impresos, radio y televisión. Desafortunadamente para la Fundación Vive tu Diabetes y para la Asociación Mexicana para el Diagnóstico y Tratamiento de Enfermedades Autoinmunes, promotores del engaño, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) reaccionó rápidamente y emitió un comunicado oficial donde indica que no se ha presentado el protocolo clínico para evaluar la calidad y seguridad del supuesto biológico llamado “Autohemoterapia”, ni cuenta con registro sanitario ni permiso de publicidad, por lo que se tomarán las medidas preventivas y correctivas correspondientes.

La autohemoterapia es reconocida como el procedimiento clínico en el cual se inyecta al paciente su propia sangre o componentes de ésta. La autotransfusión es un tipo de autohemoterapia donde el paciente recibe en transfusión su propia sangre. Llevado a cabo en un ambiente limpio y controlado este es un procedimiento recomendado para cirugías programadas y se lleva a cabo de rutina en hospitales. Más recientemente se ha promocionado que la autotransfusión de sangre modificada pudiera ser útil para la eliminación de bacterias, virus y células cancerosas. También se ha implicado la utilidad de esta práctica en el tratamiento de padecimientos autoinmunes como el lupus, la psoriasis y la artritis reumatoide. Cabe aclarar que ninguno de estos procedimientos ha sido correctamente valorado usando los protocolos autorizados para un medicamento con registro y que se comercializan de manera informal como remedios.

La existencia de este tipo de tratamientos basados en procedimientos sencillos, baratos, de uso general y que no requieren de monitoreo o seguimiento clínico son desgraciadamente muy frecuentes y su uso puede tener consecuencias severas pues incitan a los pacientes a abandonar los tratamientos clínicos.

Es entendible la frustración de un paciente y de su familia después de meses o quizá años de cuidados y gastos y que no tienen los resultados que esperaban. Esta frustración comienza a minar la confianza en las instituciones oficiales del sector salud y también en los científicos quienes no suelen generar soluciones milagrosas sino que presentan con seriedad y sustento técnico sus descubrimientos.

En estos momentos, a una semana del anuncio inicial, la COFEPRIS actuó de manera ágil y contundente, se han clausurado ya algunos consultorios médicos que estaban aplicando el tratamiento y se ha iniciado un proceso judicial contra los inventores y promotores.

Los invito a revisar las características mencionadas arriba para este caso y que son las mismas que suelen acompañar a otros fraudes pseudocientíficos. Recuerden que la mejor estrategia para evitar la diabetes es una buena alimentación y ejercicio moderado y que si desgraciadamente ya se presentan síntomas, seguir el tratamiento de un médico por más aburrido y limitante, es la mejor terapia.

La ciencia genera conocimiento, ese conocimiento aplicado nos da soluciones para problemas de todos los días y en algunas ocasiones nos cambia la vida como, por ejemplo, con el descubrimiento de los antibióticos. No podemos descartar que se llegue a tener una solución definitiva para la diabetes, sin embargo, antes de llegar al paciente, cualquier tratamiento deberá cumplir con una serie detallada y estricta de procedimientos que aseguren, no solamente que efectivamente existe una mejora, sino que no producen efectos colaterales.


Hacer ciencia implica una enorme responsabilidad social y existe un código de ética de la profesión que ha sido inculcado de generación en generación siendo la misma comunidad internacional la primera en exigir su cumplimiento. Sólo de esa forma los científicos responderemos a la confianza que nos da la sociedad y de la cual estamos orgullosos.

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