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lunes, 12 de octubre de 2015

A 30 años del Proyecto del Genoma Humano

Artículo publicado originalmente por Brenda Valderrama en la columna "Reivindicando a Plutón" del Sol de Cuernavaca el 19 de octubre de 2015.





Comencé mis estudios formales en genética molecular a una edad muy temprana en 1982 con la suerte de que justo en esos años se desarrollaran los avances tecnológicos que permitieron, por primera vez, conocer con detalle la composición y funcionamiento del genoma, que es el fin de la disciplina. Recuerdo claramente un taller que organizó el recientemente creado Centro de Investigación en Ingeniería Genética y Biotecnología de la UNAM que posteriormente se transformó en el Instituto de Biotecnología, en el cual se realizaron las primeras prácticas de secuenciación de genes en México.

Los genes son el material donde está impreso el contenido de nuestra herencia.  Físicamente, los genes son largas cadenas compuestas por cuatro bloques o eslabones básicos llamados Adenina, Timina, Citosina y Guanosina (A,T,C y G, respectivamente) y que, de manera equivalente a letras, su secuencia genera palabras y las palabras textos. La correcta lectura de estos textos durante el desarrollo embrionario da lugar a organismos sanos y funcionales. Cualquier cambio en la secuencia o error en  la lectura producen distorsiones en el plan de desarrollo que pueden llegar a causar la muerte del embrión.

En esos tiempos y por algunos años, saber secuenciar genes fue una ventaja laboral y quienes desarrollaban la habilidad eran muy cotizados. Tuve la oportunidad de aprender y para cuando terminé la tesis de maestría incluí mis propias secuencias. La enorme limitación del método era que todo el proceso se realizaba manualmente y el avance era extremadamente lento. Una persona trabajando tiempo completo y contando con un costoso equipamiento, podía secuenciar una extensión equivalente a 1,000 letras por día. Si consideramos que el genoma humano tiene una extensión de 3,200 millones de letras, se hubieran requerido más de tres millones de días de trabajo para secuenciarlo.

Para mediados de los años 80 se desarrolla una tecnología conocida como PCR (Polymerase Chain Reaction o Reacción de Amplificación en Cadena) que vino a revolucionar la genética molecular. Gracias al PCR se logró automatizar la secuenciación de genes y por primera vez se pudo pensar en secuenciar de manera masiva no solo genes sino genomas. Es decir, que se podría contar con la información completa del plan de desarrollo de cualquier organismo.

Por esta época el Dr. Robert Sinsheimer plantea por primera vez la posibilidad de conjuntar esfuerzos para obtener la secuencia del genoma humano. La propuesta comienza a ser considerada como viable por diferentes grupos de especialistas pero ninguna entidad gubernamental, americana o de ningún otro país, decide apoyarla. Gracias a la insistencia del sector científico que continúa realizando foros y presionando a las autoridades, se detona una larga y tortuosa serie de acciones que llevaron a que se reasignaran 4 millones de dólares del presupuesto del Departamento de Energía en 1986 más una asignación directa de fondos por 16 millones de dólares en el presupuesto federal de 1987. Con la tecnología existente en ese momento se considera un plazo de 15 años para la conclusión del proyecto. Para 1990 el Departamento de Energía de Estados Unidos en colaboración con los Institutos Nacionales de Salud de ese país asignan 3 mil millones de dólares de manera conjunta al proyecto lo que le da vida oficial al Human Genome Project, el primer megaproyecto científico del área de biología.

Bajo el liderazgo del US National Center for Human Genome Research (actualmente National Human Genome Research Institute; NHGRI), se orquesta un consorcio multinacional colaborativo dirigido a la secuenciación del genoma humano que llegó a sumar los esfuerzos de más de 2 mil investigadores de todo el mundo. El éxito del proyecto se basó en un fuerte liderazgo de los fundadores que infundieron una sensación general de importancia sobre el proyecto en todos los participantes así como en la voluntad de los investigadores involucrados en ceder sus logros personales al bien colectivo.

Los resultados de las investigaciones se hicieron públicos como borradores en junio de 2000 y febrero de 2001. El proyecto se declara completo el 14 de abril de 2003 con el análisis del 99% de la eucromatina humana al 99.99% de precisión. Uno de los descubrimientos más sorprendentes y que generó una nueva línea de investigación para entender sus consecuencias, es que el número de genes en los humanos es de aproximadamente 20,500, igual que en el ratón y significativamente menor a lo que se esperaba. También se encontró que en los humanos hay repeticiones lineales de fragmentos más frecuentemente de lo que se ha encontrado en otros genomas y que solo una pequeña fracción de las proteínas codificadas resultan ser específicas de vertebrados con lo que se refuerza la hipótesis de la conservación universal de un repertorio básico de proteínas ancestrales.

Con los resultados de este megaproyecto quedó validada la estrategia colaborativa multinacional como la mejor alternativa para el avance científico. Posteriormente se ha comenzado otros megaproyectos en genética molecular como la iniciativa para la Herencia Humana y Salud en África (Human Heredity and Health in Africa, H3Africa) que cuenta con el respaldo de los gobiernos de Estados Unidos y el Reino Unido. De manera concurrente, se lanzó el H3ABioNet, una red de bioinformáticos dedicada a intercambiar experiencia, infraestructura y herramientas para el análisis de datos genómicos en países africanos. Ambas iniciativas aglutinan 61 grupos de investigación de 24 países.

Para finalizar, y en palabras de Francis Collins, director del NHGRI cuando se publica el primer borrador, el genoma humano puede ser considerado como un libro para muchos tipos de lectores: “es un libro de historia que narra la travesía de nuestra especie en el tiempo. Es un manual de construcción de un ser humano que detalla con precisión la composición de cada una de nuestras células. Y es un texto de medicina, con detalles anteriormente inimaginables de donde médicos y fisiólogos pueden obtener un inmenso caudal de conocimiento para prevenir, tratar y curar enfermedades”. Y todo esto es del dominio público para bien de la humanidad.


Información adicional  

Recuentos narrativos de las vicisitudes del Proyecto del Genoma Humano


Datos adicionales sobre el proyecto


Secuencia inicial del genoma humano y su análisis publicado en febrero de 2001


Análisis final del Consorcio para el Genoma Humano




lunes, 5 de octubre de 2015

El Mar ancestral

Artículo publicado originalmente por Brenda Valderrama en la columna "Reivindicando a Plutón" del Sol de Cuernavaca el 5 de octubre de 2015. 




Cuatro Ciénegas es, al mismo tiempo, antigua y muy joven. Como entidad, fue fundada en 1800 con el nombre de Nuestra Señora de los Dolores y Cuatro Ciénegas y es actualmente uno de los 38 municipios de Coahuila en México. Codiciada por su fértil suelo, adquirió un papel preponderante como productor agrícola siendo sitio de uno de los primeros viñedos del país. Físicamente, se localiza en el centro del estado, en las coordenadas 102° 03 '59" longitud oeste y 26° 59 '10" latitud norte, a una altura de 740 metros sobre el nivel del mar. Con una superficie de 10,699.80 kilómetros cuadrados limita al norte con el municipio de Ocampo; al sur con los municipios de Parras y Ramos Arizpe; al este con el de Castaños; al oeste y noroeste con el municipio de Sierra Mojada. Su nombre oficial, Cuatro Ciénegas de Carranza, hace referencia al origen del Presidente General Venustiano Carranza, nacido en esta entidad.

Por otro lado, Cuatro Ciénegas es el único lugar del mundo en el que se encuentran vestigios del mar ancestral. Aquél mar donde se desarrollaron los primeros seres vivos del planeta y que nos podría dar las pistas necesarias para entender el origen de la vida. Insertas en un desierto espectacular, las pozas del Valle de Cuatro Ciénegas deslumbran por su belleza. Por su geología, el Valle se encuentra encerrado entre serranías y a pesar de su escasa lluvia, ha logrado mantener activo un pequeño trozo de mar que se quedó atrapado en su seno por movimientos ocurridos hace 220 millones de años cuando la Pangea se separa para dar lugar a los continentes actuales. Esto significa que el único rastro que queda del material de la Pangea se encuentra en esta localidad y su composición refleja el entorno al que se vieron expuestas las primeras células.

Cuatro Ciénegas es famosa por sus yacimientos de yeso. El yeso es sulfato de calcio hidratado y la mayor parte de los depósitos conocidos provienen de la evaporación de lagos o mares de poca profundidad hace 200 millones de años. La existencia de grandes extensiones de yeso superficial en el Valle es la primera de las claves que indican su origen marino.

La segunda clave es la existencia de especies indígenas de diatomeas, peces, caracoles, tortugas, bacterias y virus que se han adaptado a un entorno aislado dee los cambios del resto del planeta y que han evolucionado más lentamente y en una dirección diferente. Por ejemplo, las pozas de agua de Cuatro Ciénegas contienen miles de virus marinos diferentes a los de estromatolitos continentales provenientes de otros ríos en la misma zona.

Tuve la oportunidad de conocer Cuatro Ciénegas hace algunos años por invitación de la Dra. Valeria Souza, investigadora del Instituto de Ecología de la UNAM. En un viaje realizado con otros investigadores tuvimos oportunidad de conocer más de la geología de la zona localizada sobre la Falla de San Marcos central a la Pangea y que se piensa inició el cataclismo que separó a los continentes actuales.

Como mencionamos al principio, los asentamientos humanos en el Valle son muy recientes por lo que el deterioro ambiental ha sido mínimo a la fecha. Sin embargo, se ha documentado una sobreexplotación de los mantos freáticos desde la zona agrícola de la Laguna que podría ser la causa de un descenso de los niveles de agua en las pozas. Aunque se ha generado una fuerte polémica sobre la causa de este descenso, lo que es cierto es que si no se cuidan las pozas se podría perder el único sitio del planeta donde se encuentran muestras del mar ancestral rico en sulfatos pero sin fosfatos y sin nitrógeno. La falta de estos dos nutrientes vitales ha generado una tensión evolutiva inusual provocando que las bacterias y virus que habitan las pozas sean únicos en el mundo.

Preservar Cuatro Ciénegas no solo es importante para el conocimiento científico de sus especies y posiblemente de cómo se generó la vida en el planeta sino que es una reserva única de biodiversidad que puede ser la clave para la identificación de nuevos antibióticos y otros fármacos. Una buena noticia es que desde 1994 se decretó la conservación de 150,000 hectáreas del Valle que dan esperanza a la mejor administración de los recursos que se encuentran ahí.

La campaña de protección del Valle ha sido impulsada por un grupo de científicos mexicanos y extranjeros. Los argumentos han sido siempre a favor de la conservación de la biodiversidad y también se ha buscado generar opciones productivas para los habitantes de la región que permitan el desarrollo sin afectar en demasía el equilibrio ecológico. No ha sido fácil, pero existe un buen ánimo de que los talleres y actividades científicas en las que se ha involucrado a los niños y niñas de la población cambien su perspectiva a largo plazo y le den otros 200 millones de años de vida a la región.

Información adicional

Artículo de divulgación científica escrito por la Dra. Valeria Souza del Instituto de Biología de la UNAM

En este artículo científico encontrarán evidencia de algunos de los resultados obtenidos en el estudio de la biodiversidad encontrada en la pozas de Cuatro Ciénegas

Catálogo de algunos organismos identificados en el Valle de Cuatro Ciénegas

Un agradecimiento especial a la Dra. Julieta Espinosa del Centro de Investigación en Educación de la UAEM por la foto que ilustra este artículo. 

lunes, 28 de septiembre de 2015

En el País de las Maravillas

Artículo publicado originalmente por Brenda Valderrama en la columna "Reivindicando a Plutón" del Sol de Cuernavaca el 28 de septiembre de 2015. 






En el clásico de la literatura escrito por Lewis Carrol, la pequeña Alicia decide, un buen día, seguir a un inusual conejo blanco dentro de su madriguera, que se convierte en un túnel, que se convierte en un pozo y que la transporta hasta un mundo desconocido, lleno de absurdos y paradojas.

Hace dos años, Steven Tucker y Rick Hunter deciden, un buen día, visitar la caverna de la Estrella Naciente (Rising Star Cavern) en Sudáfrica. De manera accidental, Steven encuentra un estrecho pozo de no más de 20 cm de diámetro que despierta su curiosidad y, al igual que Alicia, decide explorarlo. El pozo lleva a una amplia caverna a más de 30 metros de profundidad cuyo contenido podría transformar todo lo que sabemos (o creemos saber) sobre la evolución humana.

Pero primero hablemos de África, la cuna de la humanidad. Nuestra especie, Homo sapiens, es relativamente reciente y se creé que surgió hace apenas 200 mil años en el Sudoeste africano, en algún lugar entre Namibia y Angola. Si nos vamos hacia atrás en el tiempo, hace 1.6 millones de años nuestros ancestros pertenecían ya a la especie Homo erectus (del mismo género que la nuestra) y presentaban características claramente similares a los humanos modernos tal como lo demuestra el “Turkana Boy” encontrado en Kenya.  Aún más atrás en el tiempo sabemos, gracias a los restos de "Lucy" localizados en Etiopía, que hace 3.2 millones de años nuestros ancestros pertenecían a la especie Australopithecus afarensis y eran claramente más cercanos a otros primates que a los humanos modernos. Sin embargo, como pueden ver, falta información sobre las condiciones exactas que rodearon el origen del género Homo entre hace 1.6 y 3.2 millones de años. 

El descubrimiento de la caverna de la Estrella Naciente ha cimbrado a los científicos de todo el mundo por muchas razones. La primera es que no se trata de piezas de un individuo ni siquiera de un individuo completo como “Lucy”, sino de cientos o quizá de miles de osamentas en excelente estado de conservación. La revisión de solo un metro cuadrado arrojó 1,550 huesos de al menos quince individuos: mujeres, hombres, niños y ancianos, además de cientos de piezas individuales como son cuatro cráneos completos o dientes.

El análisis de todos estos huesos por un grupo internacional ha revelado resultados fascinantes. Comenzando por la cabeza, el volumen de los cráneos es solo una cuarta parte del nuestro, albergando un cerebro del tamaño de una naranja, lo cual es similar a otros prehomínidos, sin embargo la forma es claramente la de un humano. Las muelas son definitivamente modernas mientras que los premolares son primitivos. Los hombros y las caderas corresponden a un individuo adaptado a trepar, al igual que las manos, donde los dedos son curvos permitiendo mejor agarre. Por otro lado, la base de la cadera y las piernas son más parecidas a las de un humano y corresponden a un individuo que camina erecto siendo sus pies iguales a los nuestros, por lo que podría haber realizado caminatas de larga duración. Este rompecabezas es típico de una especie de transición con características innovadoras (lo cual conlleva cierto riesgo) sin abandonar otras ancestrales que le garantizan la supervivencia, aunque con un patrón nunca visto antes.

¿Y porqué esto cambiaría nuestra visión de la evolución humana? Primero porque se encontraron en Sudáfrica, lejos de la costa occidental, sitio donde se había identificado como el posible origen del género Homo. Eso es relativamente fácil de aceptar pues la falta de información más completa simplemente generó una hipótesis de trabajo sin mayor relevancia.

Segundo porque todavía no sabemos qué tan viejos son los huesos. En este sentido existen tres grandes alternativas. Si son de un millón de años o más recientes, cuando ya existían los ancestros directos del Homo sapiens, entonces Homo naledi sería un “primo” lejano con el que compartimos el territorio de África y que no logro sobrevivir hasta nuestros días. En este sentido se sumaría a otros “primos” como Homo neanderthalensis u Homo heidelgerensis. Es decir, sería importante pero no trascendente. Si los huesos tienen más de tres millones de años, entonces el género Homo surgió mucho antes de lo que pensábamos y Homo naledi podría ser el ancestro no sólo de Homo sapiens, sino de todas las demás especies del género. En este caso la ancestría que se le ha conferido a “Lucy” debiera ser reconsiderada.

Finalmente, si los huesos tienen entre uno y tres millones de años, entonces se habrá encontrado al tan anhelado eslabón perdido. Una especie de transición que presenta características del grupo original (en este caso primates) y del grupo al que evoluciona (en este caso humanos) en el mismo individuo. Por supuesto que ésta situación ocasionaría una revisión exhaustiva de todos los registros fósiles y de su interpretación. Como científicos siempre estamos esperando información fresca que nos permita corroborar nuestro trabajo y eso nos hace sentir complacidos. Sin embargo, también estamos abiertos al descubrimiento de nuevas evidencias que nos demuestren que nuestras teorías están equivocadas y por supuesto que nos sentimos complacidos igualmente. Es más, nos sentimos emocionados. Por esta razón los científicos nunca encubrimos nuevas evidencias por más revolucionarias que sean sus implicaciones.

Tercero, porque a diferencia de otros depósitos de huesos antiguos, los de la caverna de la Estrella Naciente no presentan daños por predadores, no parecen haber llegado ahí de manera accidental o por un cataclismo, no existe otra forma de llegar a la cueva sino por un muy estrecho túnel, además de que parecen haber sido depositados de manera constante durante cientos de años. Todo eso nos lleva a considerar que fueron transportados de manera consciente y voluntaria por otros miembros de su grupo. Es decir, que fueron sepultados en un primitivo rito funerario. Esto también es de enorme transcendencia pues disponer del cuerpo de un pariente fallecido es parte del duelo del sobreviviente y expresa respeto al difunto. Estos sentimientos son profundamente humanos y algo que nos diferencia de cualquier otra especie. Pero, Homo naledi no era humano, ¿o sí?


Información adicional

Entrevista con Lee Berger, paleoantropólogo que llevó a cabo la identificación inicial de Homo naledi



Uno de los primeros reportaje sobre el descubrimiento a cargo de National Geographic 


Por las características del túnel de entrada fue necesario lanzar una muy peculiar convocatoria internacional en redes sociales que resultó en la conformación de un equipo de rescate con seis extraordinarias mujeres. Aquí la reseña de la búsqueda.










lunes, 21 de septiembre de 2015

Vacuna, con v de vaca

Artículo publicado originalmente por Brenda Valderrama en la columna "Reivindicando a Plutón" del Sol de Cuernavaca el 21 de septiembre de 2015.









Cuenta la leyenda que los sultanes turcos admiraban la belleza de las damas del norte del Cáucaso por la tersura de su piel. Bueno, en realidad lo que les gustaba es que el cutis de esas mujeres (y de los hombres, aunque no pasaran a la historia) estaba libre de cicatrices de viruela.

La viruela es una enfermedad de origen viral extremadamente contagiosa por contacto que, desde hace 12 mil años y hasta el siglo pasado, cobró millones de vidas. Surgida posiblemente en África meridional, la viruela fue dispersada por todo el mundo gracias a las corrientes migratorias. En nuestro continente fue un elemento de la mayor relevancia durante el proceso de conquista, vulnerando con velocidad y fiereza la defensa de pueblos y ciudades.

Una persona expuesta al contagio presentará los primeros síntomas, que consisten en fiebre acompañada de dolor generalizado incluyendo cabeza y espalda, en 12 a 14 días. La fiebre es tan alta (más de 40°C) que llega a producir delirios. Al tercer o cuarto día, la boca y la garganta del paciente se cubren de pequeñas manchas que se convierten en pápulas y luego en vesículas. Posteriormente, las manchas aparecen en la cara y, finalmente, cubren todo el cuerpo incluyendo palmas de las manos y plantas de los pies. Las vesículas se llenan de pus y por su profundidad en la piel son extremadamente dolorosas. Si el paciente sobrevive a la deshidratación, a la fiebre y a la ocurrencia de otras complicaciones, las pústulas se secan después de 8 a 10 días y aparecen las costras. Al caerse, las costras dejan cicatrices en prácticamente todos los rostros excepto en los de las damas del norte del Cáucaso.

Esta notable excepción proviene de la práctica conocida como variolización en la cual se frotaba pus de un paciente enfermo en la piel escarolada de un paciente sano. El paciente sano presentaba entonces un cuadro leve de viruela, el cual sobrevivía sin problema y sin cicatrices. La variolización se practicaba con frecuencia en Turquía donde fue cuidadosamente documentada por el Dr. Emmanuel Timoni, aunque con poco éxito en cuanto a convencer voluntarios para probar su efectividad.

No fue sino hasta 1717 que una noble inglesa, Lady Montagu, lastimada por el daño que le había producido la viruela y temerosa de que su hija recién nacida pudiera sufrirlo, le pidió al Dr. Timoni que la variolizara. Al ver que la niña no sucumbía a la infección, Lady Montagu, agradecida, se volvió la principal promotora del método logrando que se volviera de práctica generalizada en el Reino Unido aliviando el flagelo de esta enfermedad.

Algo que no he comentado pero es importante hacerlo ahora, es que una persona que ha sufrido viruela no vuelve a contagiarse, es decir, que desarrolla inmunidad de por vida por lo que la variolización es técnicamente un proceso de inmunización.

De manera interesante, la viruela no es una enfermedad exclusiva de los humanos. El virus que la produce pertenece la familia Poxviridae y algunos de sus miembros pueden infectar otros animales como vacas, cerdos o caballos. En algunas regiones rurales de la Inglaterra del siglo XVIII era de conocimiento popular que las granjeras eran más resistentes a la viruela. Sin embargo, no fue sino hasta 1789 que el médico Edward Jenner, basado en estas observaciones, realiza un experimento fundamental para el desarrollo de la medicina moderna.

Con la hipótesis de que el virus de la viruela de cerdos era capaz de proteger a humanos contra la viruela, recoge material de la pústula de una de las trabajadoras de su granja y con él varioliza a otras dos mujeres y a su propio hijo. Ninguno de los tres sujetos desarrolla más que una leve reacción local. Motivado por los resultados, Jenner toma una decisión polémica que es inocular a las dos mujeres y a su hijo con material proveniente de un enfermo de viruela. El experimento fue un éxito total pues ninguno de los tres desarrolló síntomas.

Ante este resultado, Jenner decide repetir el experimento el 14 de mayo de 1796 pero usando ahora viruela de vaca en lugar de cerdo.  El sujeto fue un menor de 8 años de edad llamado James Phipps y el inóculo provino de las pústulas de Sarah Nelmes contagiada por su vaca Blossom. Igual que con el experimento anterior, la reacción fue local y ligera. Dos meses después y previa autorización del padre del menor, Jenner infecta a James con una dosis de viruela que debiera enfermarlo. Por supuesto que la inmunización es total y protegió a este paciente y a muchos otros que se fueron sumando a la práctica del Dr. Jenner.


Un siglo después, Louis Pasteur da el nombre de vacunación a este proceso de inmunización y es por eso que recordaremos a Blossom, la generosa donadora de la primera vacuna.

Información adicional


Aunque la viruela como enfermedad se declaró erradicada desde mediados del siglo pasado y a pesar de haberse firmado en 1990 un acuerdo internacional para su destrucción, existen aún reservas del virus vivo en los laboratorios del Instituto VECTOR en Novorsibirsk (Rusia) y del Centro de Control de Enfermedades de Atlanta (Estados Unidos). Ambos países alegan razones de seguridad nacional para haber pospuesto la destrucción. 

Enfrentando el bioterrorismo: aspectos epidemiológicos, clínicos y preventivos de la viruela. Carlos Franco-Paredes, Carlos del Río, Margarita Nava-Frías, Sigfrido Rangel-Frausto,  Ildefonso Téllez y José Ignacio Santos-Preciado

Viruela en la República Mexicana por Felipe García Sánchez, Heliodoro Celis Sandoval y Carlos Carboney Mora.



Ali Maow Maalin, el último enfermo de viruela en el mundo.








lunes, 14 de septiembre de 2015

Plutón, el renovador

Artículo publicado originalmente por Brenda Valderrama en la columna "Reivindicando a Plutón" del Sol de Cuernavaca el 14 de septiembre de 2015







No existe nada más inspirador que una noche estrellada. La observación del cielo ha maravillado a la humanidad desde sus inicios, volviéndose el objeto de estudio de la rama científica más antigua de la humanidad: la astronomía. La correcta aplicación de las observaciones astronómicas permitió que las comunidades humanas originarias desarrollaran, primero, habilidades para correlacionar los cambiantes patrones celestes con fenómenos recurrentes como las estaciones y, posteriormente, la capacidad de cuantificar y predecir eventos vitales para nuestra subsistencia como es el inicio de la temporada de lluvias. La necesidad de describir con mayor precisión el cosmos impulsó en la antigüedad el desarrollo de poderosas herramientas matemáticas y posteriormente el de tecnologías como el sextante, el telescopio y el GPS.

Entre los cuerpos celestes que podemos observar a simple vista se encuentran los planetas. El sistema solar al que pertenecemos comprende nueve planetas, o eso pensamos, desde 1930 cuando Plutón fue descubierto hasta el 24 de agosto de 2006, fecha en que la Unión Astronómica Internacional decidió reclasificarlo como “planeta enano” junto con Ceres, Haumea, Makemake y Eris.

El motivo para ésta destitución fue la redefinición del concepto de planeta que pasó de “Cuerpo sólido celeste que gira alrededor de una estrella y que se hace visible por la luz que refleja. En particular los que giran alrededor del Sol” a “Cuerpo celeste que (a) gira alrededor del Sol (b) tiene suficiente masa para que su gravedad supere las fuerzas del cuerpo rígido, de manera que asuma una forma de equilibrio hidrostático, de forma esférica, y (c) que haya despejado la zona de su órbita”.

Para los que estudiamos ciencias naturales antes de 2006 nos genera algo de nostalgia la ausencia de Plutón y recibimos con júbilo que sea el protagonista de una de las noticias científicas más importante en el 2015 gracias a las imágenes y otro tipo de información que nos envía la sonda espacial de la NASA llamada New Horizons (Nuevos Horizontes).

Una sonda espacial es un dispositivo artificial propulsado por combustible,  por energía solar o por otras formas más sofisticadas de energía como la propulsión iónica. En la actualidad existen cinco sondas en ruta hacia el exterior del sistema solar equipadas con instrumental de observación como cámaras y analizadores de espectros así como equipos de comunicación.

La misión New Horizons, con un costo total de 650 millones de dólares, fue lanzada desde Cabo Cañaveral el 19 de enero de 2006, llegando a la luna en solo nueve horas y en un año a Júpiter, planeta de gran tamaño, cuyo campo gravitacional fue aprovechado por los ingenieros para incrementar la velocidad de la sonda de 478 kg hasta 14,500 km/h permitiendo el ahorro de 2 a 4 años de viaje.

Construida por el Instituto de Desarrollo Southwest (SwRI) y por el Laboratorio Johns Hopkins y con apenas 30 kg de instrumentos científicos de la mejor calidad y resolución disponibles a la fecha de su construcción, New Horizons nos ha regalado imágenes de gran belleza de Plutón y de sus cuerpos asociados conocidos como Caronte, Nix, Hidra, Cerbero y Estigia. Se cree que los satélites de Plutón se crearon después de una gran colisión como la que se supone que creó a la Luna y no a su captura gravitacional desde el Cinturón de Kuiper.
Las comunicaciones de la sonda con el equipo de Tierra se realizan por medio de la banda X que, a la a la distancia de Plutón, tendrá un caudal de de 600 a 1200 bits por segundo, suficiente para que las primeras fotografías se hayan recibido en menos de 12 horas. Sin embargo, tendremos que esperar nueve meses para que la totalidad de la información que se genere durante el acercamiento sea recibida.
Desde su descubrimiento Plutón ha sido un enigma para los astrónomos pues su distancia de más de 4 mil millones de km a nuestro planeta ha impedido discernir los detalles de su superficie. Gracias a los primeros datos que se recibieron este mes,  sabemos ahora que Plutón presenta diferencias importantes de brillantez en su superficie, indicando composición diferenciada y que, entre otras características, posee una amplia llanura de sólo 100 millones de años de antigüedad sin evidencia de cráteres, algo sorprendente para un cuerpo en el exterior del sistema solar que se esperaría más expuesto al impacto de meteoritos.  Resulta también que, en contra de lo que se pensaba debido a su pequeña masa, Plutón posee una atmósfera rica en nitrógeno la cual se extiende hasta 1,600 km sobre la superficie del planeta así como una masa importante de metano y monóxido de carbono congelado.


La grandeza de Plutón fue reivindicada, por lo menos por unos días, para gozo de muchos de nosotros y en respetuoso homenaje para su descubridor, Clyde William Tombaugh, cuyas cenizas viajan en el New Horizons hasta el encuentro del planeta que soñó.


Información adicional




Sitio oficial de la Misión New Horizons


Galería oficial de imágenes de la Misión New Horizons



Sitio sobre la misión en el Laboratorio de Física Aplicada Johns Hopkins



Informe especial del sobrevuelo de Plutón por New Horizons 



Gráficos interactivos sobre la misión New Horizons




Por no haber sido descubierto todavía en 1917, Gustav Holst dejó a Plutón fuera de su icónica Suite Los Planetas. No es hasta el año 2000 que el compositor británico Colin Matthews es comisionado para escribir la pieza conocida como "Plutón, el renovador" la cual da nombre a la primera columna de ésta serie de divulgación científica. Los invito a escucharla en la interpretación de la Filarmónica de Berlín bajo la batuta de Simon Rattle. Un agradecimiento especial a Ismael Álvarez León por haber compartido la pieza conmigo.


"Pluto, the Renewer"