Esta semana me topé en Facebook con un vídeo de un sitio
llamado El Ciudadano TV donde se declara: “un estudio de la Unión Internacional
de Cristalografía dijo que la leche de cucaracha es uno de los alimentos más
nutritivos conocidos”, continúa con una serie de datos sobre las cucarachas y
afirma: “probablemente los científicos ya trabajan para llevarla a tu almacén
más cercano”. Alimentado por la repulsión
que produce la especie en cuestión el susodicho vídeo tiene más de 800 mil
reproducciones.
Conociendo a la muy respetable Unión Internacional de
Cristalografía dudé inmediatamente en la veracidad de la información. Gracias
al poder de las redes sociales, un egresado de la licenciatura en Ciencias de
la UAEM, Alejandro Costet, me compartió la cita del artículo original, el cual
por supuesto no es mencionado en el vídeo.
Se trata de un artículo publicado en julio de este año por
Banerjee y colaboradores en la revista de la Unión Internacional de
Cristalografía donde llevan a cabo el análisis de la estructura de un cristal
de proteína aislado de leche de cucaracha, de esas grandotas que a veces
encontramos en el trópico, la Diploptera
punctata. La metodología se conoce como cristalografía de Rayos X y se lleva a cabo en Sincrotrones, en este caso en Soleil en París.
El mérito del artículo es doble. Primero por revisar un tema
de interés biológico cómo es la nutrición de la única cucaracha vivípara (que
da a luz a sus crías en lugar de poner huevecillos) y que además las alimenta
para darles ventaja en su desarrollo. Por otro lado, que la proteína en
cuestión, llamada Lili-Mip, se encuentra cristalizada desde la leche por lo que
su estudio evita la manipulación durante la cristalización artificial. Los resultados del trabajo son de alto impacto pues proveen
a los especialistas de importante información sobre la evolución de las proteínas
de la leche así como también abre la puerta a nuevas metodologías para el
estudio de cristales.
El sitio que propaga el vídeo no merece mayor atención pues
se dedica a la dispersión de notas de dudosa calidad, sin embargo creo que
podemos usarlo como un excelente ejemplo de lo que sucede cuando la información
científica es analizada sin conocimiento especializado y con intención de
generar, inclusive, desprestigio a la actividad pues se trivializa a los
científicos.
De aquí podemos sacar dos posibles conclusiones. La primera
es que los divulgadores de la ciencia estamos desaprovechando el potencial de
las redes sociales para promover conocimiento científico de calidad. Los expertos
en comunicación ya nos habían dicho que un vídeo es mucho más efectivo que un
texto pero seguimos escribiendo textos.
Por otro lado, el periodismo científico es diferente de la
divulgación de la ciencia. Mientras que la divulgación busca mejorar la
apreciación social mediante la mejor asimilación de conceptos científicos, el periodismo
utiliza otro tipo de metodología que promueve la dispersión de la información
pero, de manera muy importante, genera debate. El periodismo científico debe ser
impersonal y preciso privilegiando la transmisión de hechos, datos y número confirmados
por más de una fuente. El trabajo del periodista científico es generar polémica
sobre temas de interés general de forma que la nota permanezca en ese medio y
se replique en otros. Desafortunadamente carecemos en México de este tipo de
expertos y con frecuencia se limitan a publicar entrevistas a científicos pero no a sus
descubrimientos y prácticamente nunca están dirigidas a temas de vanguardia y
mucho menos buscando la polémica.
Como contraste, les comparto la nota que emite CNN sobre el mismo tema donde se puede apreciar que el periodista efectivamente leyó el artículo y que posteriormente se acercó a expertos que aclararon el tema de forma que transmite información actual y veraz sin dejar de atraer la atención del lector casual por lo llamativo del tema.
La apreciación social del mexicano hacia la ciencia y los
científicos es baja, llegando inclusive a documentarse la desconfianza que
siente el ciudadano común hacia la profesión. Los cambios culturales son
complejos y lentos sin embargo si existe algún sitio donde podríamos acelerar
este cambio es en Morelos, donde existe la tasa más alta de científicos per
cápita del país y de muchos otros países también.
Desafortunadamente esto no va a ser posible mientras los
mismos científicos sigamos visualizando la actividad de la ciencia como algo
alejado de la sociedad sin impacto inmediato. Acciones sencillas como
ciclos de conferencias o clases magistrales en escuelas serían un buen inicio para desactivar el rechazo social, primer paso para el
cambio cultural que tanto requiere nuestro país en estos momentos. También, por supuesto la profesionalización en la divulgación de la ciencia y periodismo científico ayudarían.
Información adicional
Artículo original de Banerjee y colaboradores
Vídeo sobre la cristalografía de Rayos X
Uso de sincrotrones para investigación en medicina
Reportaje de CNN sobre las proteínas en la leche de cucaracha