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martes, 19 de junio de 2018

El cerebro durante las campañas





Artículo publicado originalmente por Brenda Valderrama en la columna "Reivindicando a Plutón" del Sol de Cuernavaca el 18 de junio de 2018.

Nuestro cerebro es un órgano formado por células al igual que el resto de nuestro organismo, pero por un tipo muy especial de células llamadas neuronas. Las neuronas, a diferencia de otras células que podríamos describir como pequeños bultos, son más parecidas a estrellas de múltiples picos. Cada uno de estos picos se llama axón y al conectarse con otra neurona dan lugar a la sinapsis.

Cada neurona tiene un número diferente pero abundante de axones, eso significa que puede establecer múltiples sinapsis con sus neuronas vecinas. Cada vez que nosotros tenemos actividad cerebral, ya sea porque respondemos a un estímulo como el frío, queremos hacer un movimiento o simplemente porque pensamos algo, las neuronas utilizan las sinapsis para transmitir una corriente eléctrica que recorre todo el cuerpo. Como resultado, tenemos un escalofrío, levantamos un brazo o sonreímos, si es que el pensamiento que tuvimos es agradable.

Las neuronas responden también a lo que escuchamos, a lo que vemos y a lo que aprendemos. Si los estímulos que recibimos son abundantes y diversos, las neuronas responden con múltiples  sinapsis de corto plazo. Si los estímulos que recibimos son pocos y repetitivos, las neuronas establecen menos sinapsis y éstas se van volviendo rígidas.

Durante las campañas estamos expuestos a numerosos estímulos y así como podemos decidir escucharlos todos permitiendo que nuestro cerebro reciba y responda a la diversidad también podemos decidir limitarnos a recibir solamente algunos reduciendo la actividad de nuestro cerebro. Si estos estímulos, además de ser pocos resultan ser mensajes sencillos, cortos y repetitivos, entonces nuestro cerebro se limita todavía más generando menos sinapsis que se van fortaleciendo cada vez que escuchamos el mensaje, rigidizándose y reduciendo la posibilidad de responder a otros.

Si el tiempo es corto el cerebro tendría posibilidad de reaccionar y recuperar su plasticidad, sin embargo, si el estímulo es recibido durante mayor tiempo, digamos meses o años, la rígida arquitectura neuronal que genera se vuelve prácticamente irreversible. Esta rigidez impide que respondamos a estímulos diferentes, es decir, que generemos nuevas sinapsis volviéndonos inflexibles. Esta situación es completamente fisiológica y no depende de la edad, del género o de la inteligencia de la persona y nadie está exento, ni yo misma.

Conocer cómo nuestro cerebro se adapta y responde a los mensajes externos ya sean políticos pero también ideológicos o religiosos ayuda a entender cómo nuestro organismo participa en la construcción de nuestro sistema de creencias y también cómo podemos, con gimnasia mental, revitalizarlo y darle mayor plasticidad.

Tal como el cuerpo de una persona que abandonó el ejercicio, recuperar la plasticidad neuronal requiere voluntad y disciplina pero los resultados son igualmente benéficos para nuestra salud física y mental. En lo social, este cambio mejoraría nuestra convivencia al permitirnos no solamente escuchar ideas diferentes a nuestras creencias sino también al darnos la oportunidad de ejercer nuestro derecho a cambiar de opinión.



lunes, 11 de junio de 2018

Ciencia y Política



Artículo publicado originalmente por Brenda Valderrama en la columna "Reivindicando a Plutón" del Sol de Cuernavaca el 11 de junio de 2018.


En estos últimos días recibí de diferentes fuentes el video de la última entrevista que otorgó Carl Sagan, uno de los más importantes divulgadores de la ciencia, antes de morir en 1996. En esta entrevista Sagan reflexiona sobre la relación de la ciencia y la política, más precisamente, sobre la necesidad de que las decisiones políticas las tomen personas con un conocimiento suficiente sobre ciencia y tecnología. A pesar del tiempo y el espacio, los argumentos permanecen vigentes y merecen ser conocidos y considerados.

La realidad inalterable es que vivimos en una época en que el desarrollo social está, como nunca, impulsado por la ciencia y la tecnología. Tecnología de la salud en forma de poderosas vacunas y novedosos tratamientos médicos. Tecnología en telecomunicaciones en forma de dispositivos móviles inimaginables hace diez años interconectados por la internet. Tecnología ambiental que permite evitar y mitigar la contaminación revirtiendo el daño al medio ambiente. Tecnología en manufactura que permite que cualquiera pueda ingresar sus productos al mercado con mucho menos recursos gracias al abaratamiento de la impresión en tercera dimensión. Tecnología energética que permite la generación de electricidad a partir de fuentes renovables.

En la entrevista, Carl Sagan se pregunta si las personas que toman las decisiones tienen la formación mínima indispensable para dirigir el futuro de la sociedad y pone como ejemplo el Congreso de su país, Estados Unidos, donde el partido republicano recientemente había cerrado la oficina de evaluación de tecnologías dejando la toma de decisiones en ciencia y tecnología sin un respaldo técnico. En esas condiciones, sigue la entrevista, se generaría una mezcla combustible de ignorancia y poder y predijo que tarde o temprano iba a estallar en sus caras.

Las reflexiones de Sagan resultaron, desafortunadamente, correctas. Para 2017 el recientemente electo Presidente de Estados Unidos decidió, en contra de todas las evidencias científicas, desconocer el origen humano del calentamiento global y retirar a su país del Pacto de París. En consecuencia, desmanteló los programas presupuestales destinados a la transición energética revigorizando a la industria petrolera.

Otra evidencia de la falta de conocimiento mínimo de ciencia y tecnología en las decisiones de gobierno es su pasividad ante la popularización del movimiento antivacunas, promovido por celebridades de televisión que aseguran que las vacunas provocan autismo. Este movimiento ha despertado pánico en una población que también carece de la formación científica mínima para cuestionar a dichas celebridades con la consecuencia que en Estados Unidos, en estos momentos, hay brotes de enfermedades que en México están controladas como son tosferina, tuberculosis, varicela, paperas, sarampión o rubeola.

En la entrevista, Sagan deja claro que es indispensable que el nivel educativo de los gobernantes sea el mínimo necesario para que las decisiones, personales o colegiadas, que toman a nombre de la sociedad lo hagan con base en evidencias científicas, en datos, en números y no solamente en buenas intenciones o, en el peor escenario, en ocurrencias. 

Información adicional.

Video de la entrevista completa con subtítulos en español

https://www.youtube.com/watch?v=Ek8TSx5yLU8.