Artículo publicado originalmente por Brenda Valderrama en la columna "Reivindicando a Plutón" del Sol de Cuernavaca el día 14 de noviembre de 2017.
Con el presente texto me sumo hoy, 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia a la Mujer, a esta importante causa.
La violencia paraliza el desarrollo de una comunidad, abate la economía, desmotiva la creatividad artística, aleja el turismo y desarticula a las comunidades. Existen muchas formas de violencia, todas deleznables, pero en esta ocasión comentaré aquella que ataca al corazón de nuestra sociedad, la violencia contra las mujeres.
A pesar de los notables avances en cuanto a los derechos de
las mujeres en México, la mitad de nuestra población sigue siendo víctima de
una manera más sensible y lastimosa que el resto de la sociedad ya que una mujer
tiene tres veces más probabilidad que un hombre de ser agredida por un conocido
cercano o por un familiar. En ocasiones, la familia y la comunidad hacen caso
omiso de las señales de violencia, lo que sume a la mujer en el desamparo y la
desesperación.
Desde la perspectiva institucional, contamos con la Ley
General de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, de observancia obligatoria en todo el país y que
exige a las instituciones de salud a denunciar cualquier evidencia de maltrato
hacia las mujeres. Igualmente, el INEGI ha desarrollado el Sistema Integrado de
Estadísticas sobre Violencia contra las Mujeres (SIESVIM) donde se pueden
consultar datos sobre el tema a nivel de estado y país. En Morelos contamos con
el Sistema Estatal de Prevención, Atención, Sanción y Erradicación de la
Violencia contra las Mujeres (SEPASE). Sin embargo, los esfuerzos
institucionales se diluyen cuando la sociedad acepta conductas que van minando
de manera sistemática el derecho de las mujeres a vivir en ambientes libres de
violencia.
Entre estas conductas se encuentran: sacar a las niñas de la
escuela porque de todas formas se van a casar; encargar a las mujeres con la
suegra o la cuñada cuando la pareja se aleja del hogar conyugal; negar a las
mujeres atención médica durante el embarazo; negar a las mujeres su autoridad
como jefas de familia frente a sus propios hijos; que las mujeres no dispongan
de suficiente dinero para satisfacer sus gastos personales; no llamar a las
mujeres por su nombre sino con diminutivos denigrantes en lugares de trabajo;
negarle a una mujer una oportunidad laboral porque es madre; no empoderar a una
mujer para que denuncie hostilidad de familiares o compañeros de trabajo;
asumir que porque una mujer no quiera tener hijos está equivocada; usar lenguaje
sexista que lleve a expresarse de las mujeres como débiles, frágiles o sin
carácter; hacer bromas sexistas enfrente de una mujer; negarle a una persona
oportunidades para acceder a puestos de trabajo o de liderazgo social solo por
ser mujer.
La violencia hacia las mujeres no hace distingo entre urbano
y rural ni entre niveles socioeconómicos. Es un lastre para un desarrollo
equilibrado y lastima a las siguientes generaciones. Erradicando la violencia
hacia las mujeres habremos dado un gran paso hacia la eliminación efectiva de
todas las formas de violencia en Morelos. Los invito a reflexionar sobre el
tema y a comenzar el cambio con una sonrisa.
Información adicional
Portal de la Organización de las Naciones Unidas sobre la eliminación de la violencia hacia las mujeres
http://www.un.org/es/events/endviolenceday/
Portal de la Organización de las Naciones Unidas sobre la eliminación de la violencia hacia las mujeres
http://www.un.org/es/events/endviolenceday/
Sistema Integrado de Estadísticas sobre Violencia contra las Mujeres (SIESVIM)
El estado del arte de la violencia familiar en México. Espinosa-Torres et al.
Sistema Estatal de Prevención, Atención, Sanción y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres en Morelos (SEPASE)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario