Artículo publicado originalmente por Brenda Valderrama en la columna "Reivindicando a Plutón" del Sol de Cuernavaca el 2 de noviembre de 2015
El mundo de lo pequeño siempre ha capturado la imaginación
de los niños, por lo menos la mía sí, tanto como para dedicarle largas horas de
observación a un hilo de hormigas. Conforme pasa el tiempo vamos entendiendo
que lo pequeño está compuesto de
partículas todavía más pequeñas y esas, a su vez, de otras más pequeñas hasta
que llegamos al reino de lo atómico más o menos al entrar en secundaria y
conocemos por primera vez a los electrones, protones y neutrones que son la
materia prima de los átomos.
Los átomos tienen volumen y masa al igual que el mundo que
podemos observar con los sentidos, sólo que son miles de millones de veces más
pequeñas. Para poderlos describir y manipular se han desarrollado, por un lado,
instrumentos de enorme precisión y resolución como los aceleradores de
partículas o los difractrómetros de rayos X y, por otro lado, nuevos conceptos
como masa atómica o mol.
Vamos a analizar el ejemplo de un kilogramo de arena que
está hecha de óxido de silicio, una molécula compuesta por dos átomos de oxígeno
y uno de silicio y que tiene por fórmula SiO2. Si queremos saber
cuántos granitos contiene un gramo de arena necesitamos saber cuánto pesa en gramos
cada uno y bastaría entonces dividir 1 entre ese número. Felizmente, ese dato es relativamente fácil de
obtener y sabemos que el peso promedio de un granito de arena es 0.00005g por
lo que un gramo contendría 2 x 104 granos de arena o lo que es lo
mismo, veinte mil granitos. Ahora vamos a hacerlo más difícil ¿Cuántas
moléculas de óxido de silicio hay en un gramo de arena?
Date un segundo para pensar la respuesta. ¿No la tienes? ¿Por
qué?
Si respondiste que no y que es porque te falta información,
pues tienes razón. Así como resolvimos la primera pregunta porque supimos
cuánto pesa un granito de arena en gramos necesitamos saber cuánto pesa una
molécula de óxido de silicio en gramos y repetir el procedimiento. No es una
pregunta fácil sin embargo tiene respuesta gracias a los descubrimientos de Lorenzo
Romano Amedeo Carlo Avogadro, conde de Quaregna y Cerreto.
Amedeo fue un científico italiano del siglo XIX que enseñaba
física en la Universidad de Turín. En esos tiempo los temas fundamentales de la
ciencia tenían muchas más preguntas que respuestas además de que no se contaba
con tecnologías como las de ahora para resolverlas. Sin embargo, con experimentos
sencillos y con mucho ingenio, Amedeo aceleró el avance de la ciencia al
determinar un número llamado ahora Constante de Avogadro en su honor.
La Constante de Avogadro es el número que relaciona el
número de moléculas con su masa atómica expresada en gramos, un conocimiento realmente
revolucionario ya que la masa de una molécula es miles de millones de veces más
pequeña que un gramo y ni siquiera a la fecha tenemos manera de determinarla
directamente. Entre 1800 y 1810, Amedeo realizó una serie de experimentos con
gases, especialmente oxígeno, donde demostró que la masa de una molécula se
relaciona directamente con su peso en gramos por un factor de 6 x 1023
(un 6 seguido de 23 ceros). Dicho de otra manera, si una molécula tiene una masa
de 2, como en el caso del hidrógeno, en 2 gramos de hidrógeno tendremos 6 x 1023
moléculas. Si hablamos de una molécula de agua que tiene una masa de 18, en 18
gramos de agua tenemos, otra vez, 6 x 1023 moléculas de agua. Para
el óxido de silicio, con una masa de 60, significa que en 60 gramos tenemos 6 x
1023 moléculas de óxido de silicio. Ahora sí ya puedes responder la
pregunta.
La Constante de Avogadro nos sirve para hacer cálculos como
el anterior pero también de ahí se deriva otro concepto fundamental para la
química que es la mol. Una mol es como una docena o una gruesa, un número que
refleja un ensamble de elementos sin importar si son átomos o naranjas. Una
docena son doce, una gruesa son 144 (doce docenas) y una mol son 6 x 1023.
Volvamos ahora al tema que dejamos pendiente la semana
pasada en esta misma columna y que tiene que ver con la nueva definición del
kilogramo a partir de la elaboración de esferas de silicio. Comienzo con
decirles que el silicio puro forma cristales perfectos, tal como lo hacen las moléculas
de cloruro de sodio en un grano de sal o los átomos de carbono en un diamante.
Es decir que cada ocho átomos de silicio se acomodan de manera precisa para
formar cubos que se repiten de manera regular dentro del cristal. Este cubo se
conoce como celda unitaria y tiene dimensiones que pueden ser determinadas experimentalmente
en el orden de la mil millonésima parte de un metro.
Entonces, si sabemos el volumen de la celda unitaria y
también sabemos el volumen de la esfera, podemos deducir el número de celdas unitarias presentes
y como cada una contiene ocho átomos de silicio, bastaría multiplicar estos dos
números para saber cuántos átomos de silicio hay en la esfera. Gracias a la
Constante de Avogadro, es posible transformar el dato obtenido de número de
átomos a su masa en gramos con lo que sabríamos el peso exacto de la esfera sin
necesidad de usar una báscula para pesarla.
Construir la esfera es laborioso y complejo pero, como ya
leímos, es posible y se están llevando a cabo los experimentos necesarios que
nos permitirán saber, con extrema precisión, cuántos átomos de silicio hay en
un kilogramo. Una vez logrado, ya no requeriremos de un artefacto único de
referencia para calibrar la unidad de peso, pues las esferas pueden volver a
hacerse las veces que sea necesario y, al tener el mismo número de átomos de
silicio, siempre pesarán un kilo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario