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lunes, 25 de enero de 2016

Como hombrecito

Artículo publicad originalmente por Brenda Valderrama en la columna "Reivindicando a Plutón" del Sol de Cuernavada el 25 de enero de 2016.




Hace un par de días me encontré por casualidad con una nota de prensa donde un conocido personaje del mundo del deporte declaraba que aceptaba cierto castigo como hombrecito.  Como hombrecito. Como hombrecito. La expresión se quedó rondando en mi cabeza y comenzó a despertarme la misma sensación de una piedrita en el zapato: no impide que camines pero siempre está ahí, incomodando, recordándole a una que no importa que tan talentosa, fuerte o inteligente seas, en el imaginario colectivo subyace la idea de que es mejor lo masculino que lo femenino.

El impacto que esta y otras expresiones semejantes puedan tener en el  desarrollo personal y profesional de las personas depende de múltiples factores. El primero es la familia. A una persona que provenga de un entorno donde niñas y niños son educados de manera diferencial, donde la expectativa es menor para las mujeres o donde se niega el derecho a ser valorados únicamente por las capacidades le costará más trabajo desarrollar autoestima por las mujeres. Esto aplica tanto a hombres como a mujeres. Sin embargo, esta situación de origen es superable si la escuela y la sociedad desarrollan un discurso y una cultura de equidad y los resultados los veríamos en la integración de las mujeres en los ámbitos académico y profesional. Echemos un vistazo a la realidad de nuestro país.

En el último censo nacional, realizado en 2010, en México hay 112 millones de personas. De éstas, el 51 % somos mujeres. Esta proporción se mantiene en cuanto al acceso a la educación donde la mujeres representamos el 50.6% de la población con primaria terminada y el 51, 49 y 50% de la población con al menos un año de secundaria, bachillerato y licenciatura cursados, respectivamente. Ya en el área de ciencia y tecnología en nuestros país existen actualmente cerca de 50 mil becarios en programas de maestría y doctorado acreditados por el Conacyt de los cuales el 46.5% son mujeres. A nivel profesional, el 47% de los 6 millones de personas que nos dedicamos a actividades científicas y tecnológicas somos mujeres, sin embargo, cuando se trata del crecimiento dentro del sistema, existe una clara asimetría pues solo uno de cada tres miembros del Sistema Nacional de Investigadores son mujeres. Esto es todavía más claro a niveles de excelencia donde se reduce a solo uno de cada cinco miembros del nivel III del Sistema.

¿Cómo podríamos interpretar esta información? Por un lado y de manera positiva, existe una apertura institucional para el acceso a la educación y también para la incorporación a un sistema laboral de alto impacto económico y social. Por otro lado, parecerían existir un freno para el desarrollo una vez dentro del mismo sistema.  Por supuesto que nunca se han emitido dentro de ningún comité expresiones en este sentido sin embargo, los datos están ahí y no mienten. Este es el famoso techo de cristal. Nadie lo ve pero tampoco se puede cruzar.

Consultando entre amigos y amigas investigadores este tema salieron a relucir dos aspectos que menciono sin implicar que sean los únicos ni que sean universales. El primero es el tema familiar y reproductivo y el segundo es la inserción en esquemas de colaboración y decisión.

El Sistema Nacional de Investigadores otorga una moratoria de un año hasta por dos ocasiones a mujeres que acrediten el nacimiento de un hijo. Esta política es la aceptación tácita de que la carga familiar es asimétrica impactando mayormente a las mujeres y a su carrera. El componente biológico de la asimetría pues ni mencionarlo pero el cultural creo que todavía tiene mucho para discutirse. Por ejemplo, si las mujeres cuentan con el apoyo de su pareja o si tienen una posición económica que les permite la contratación de niñeras o actividades extraescolares es más probable que retomen el ritmo de trabajo de antes del embarazo. Por otro lado y desde el punto institucional, se ve poco apoyo. Como ejemplo, no conozco ningún centro de investigación en Morelos que haya generado un espacio para los hijos de los investigadores para las tardes.

En ciencia resulta fundamental la pertenencia a redes de colaboración ya sean locales, nacionales o internacionales. Primero porque los recursos son escasos y la colaboración permite el acceso a equipamiento que no es posible replicar de manera indiscriminada por su alto costo o especialización. Segundo, las redes también permiten plantear proyectos más ambiciosos y de mayor impacto, generando un círculo virtuoso de desempeño exitoso y acceso al financiamiento.

Las virtudes o desventajas de pertenecer a cierta red provendrán de las personalidades involucradas, sin embargo, como en cualquier relación, su salud dependerá del cumplimiento de los compromisos acordados y también de la fortaleza de las relaciones interpersonales. En este sentido las redes tienden a privilegiar miembros que se pueden dedicar de tiempo completo a los proyectos y también que tienen disponibilidad de viajar. Si alguno de los miembros sufre restricciones en estos aspectos pues el resto del grupo podría decidir no incluirlo, aunque sea temporalmente, y eso impactará sin duda en su carrera ya que en ciencia mantener el ritmo de la producción es uno de los parámetros importantes. Una ausencia prolongada de las redes de colaboración podría ocasionar que una investigadora pierda competitividad con potenciales consecuencias laborales y académicas.

Esta exclusión también puede observarse en los ámbitos empresarial y gubernamental donde son escasas las mujeres en posiciones de toma de decisión. No solo nunca hemos tenido una presidente sino que hay pocas ministras y, si no fuera por la paridad de género en el legislativo, habría menos diputadas o senadoras. Eso sin mencionar las pocas mujeres rectoras de universidades o líderes empresariales.

En esta ocasión quisiera dejar un mensaje: dejemos de lado el lenguaje sexista que alimenta, de manera inconsciente, una cultura de exclusión para las mujeres y comencemos a valorar voluntariamente a quienes estén a nuestro alrededor. La equidad es precisamente la identificación de necesidades particulares y la atención de las mismas de manera diferenciada, buscando el desarrollo igualitario. El talento, la inteligencia y el carácter no tienen que ver con el género sino con cualidades de la persona. Sabremos que este cambio ha tenido éxito cuando en los titulares de los periódicos se elogie una hazaña realizada “como niña”.


Información adicional

Lego lanza una serie especial dedicada a las mujeres en la ciencia

Informe General del Estado de la Ciencia, Tecnología y la Innovación 2013

Comunicado de prensa del Conacyt relativo al Día Internacional de la Mujer 2014

Infografías del Foro Científico y Tecnológico

Atlas de la Ciencia Mexicana publicado por la Academia Mexicana de Ciencias


martes, 19 de enero de 2016

De virus, vacunas y dólares

Artículo publicado originalmente por Brenda Valderrama en la columna "Reivindicando a Plutón" del Sol de Cuernavaca el 18 de enero de 2016.





La evolución de los mamíferos y la de los virus están indisolublemente ligadas, por lo tanto, la presencia de millones de virus a nuestro alrededor impacta, tanto positiva como negativamente, en todos los aspectos del desarrollo de los humanos. En algunos casos estamos acostumbrados a su presencia como en el caso de la gripa, en otros casos nos causa alarma como la viruela negra, pero la realidad es que no conocemos siquiera la diversidad y magnitud de su presencia y es hasta que se salen de control que alcanzan la primera plana de los periódicos.

Los virus no aparecen y desaparecen de la nada, al contrario, han estado en la naturaleza desde mucho antes de que apareciéramos los humanos y simplemente sucede que a veces se encuentran ocultos en lo que se llama reservorios y en otras ocasiones salen e infectan otras especies y hasta personas. En particular, se sabe que los virus que atacan el sistema respiratorio de los humanos se almacenan en aves, tanto silvestres como domesticadas: pollos, patos, gansos, cigüeñas, etc. De vez en cuando, alguna persona que convive con grandes cantidades de aves no vacunadas entra en contacto con alguna variedad de virus que, mediante mutación, adquiere la capacidad de infectar humanos.

Las mutaciones surgen en el material genético de los organismos como cambios al azar y de manera espontánea, es decir, no existe un patrón sobre el cual predecir su aparición y tampoco podemos saber cuándo van a ocurrir. Pero eso no es malo, al contrario, la mutación es la materia prima de la evolución. Es solamente a través del cambio que se generan nuevas variedades, algunas veces más vigorosas y fértiles, que serán las que dominen en el futuro. La presencia del hombre ha impactado fuertemente en la forma como las especies se relacionan y es por eso que fenómenos naturales como la mutación de un virus de repente resulta tener una relevancia artificial.

Existen dos aspectos que afectan la biología del virus y que tendrán impacto en la salud pública de manera mancomunada: su capacidad de transmisión y su agresividad. Si la nueva variedad del virus es poco infectivo y poco agresivo, muy probablemente ni siquiera nos enteremos de su existencia pues desaparecerá de manera sigilosa. Si es altamente infectivo pero poco agresivo se volverá una de las pandemias típicas de todos los inviernos y podrá ser atendida bajo las condiciones regulares de clínicas y hospitales. La verdadera crisis proviene cuando la variedad es altamente infectiva y altamente agresiva y es aquí donde entra en juego todo un complejo sistema de predicción, evaluación, atención y respuesta de parte de los expertos nacionales e internacionales conocidos como epidemiólogos.

México vivió una situación extrema de pandemia viral el pasado 2009 donde, proveniente de Asia, se propagó un brote de una variedad atípica de influenza, la H1N1, que duró un poco más de un año y que costó la vida de al menos 20,000 personas en todo el mundo aunque algunos estudios indican que pudieran haber sido cerca de medio millón. La estrategia global para atender esta emergencia se basó en la prevención mediante mejores hábitos de higiene, aislamiento territorial, reducción del contacto entre personas para reducir la transmisión directa y vacunación masiva. El impacto que tuvo sobre nuestra economía fue profundo y costó casi un 1% del PIB perjudicando todavía más nuestro ya lastimado sistema social.

Durante la crisis del 2009 se generaron diferentes respuestas para atender la situación, algunas de primera instancia, otras de seguimiento y evaluación y posteriormente de prevención a futuro. A continuación les presentaré a tres investigadores de Morelos que participaron de primera mano en este proceso. El Dr. Mauricio Hernández, actualmente Director del Instituto Nacional del Salud Pública en Cuernavaca, ocupó el puesto de Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud de la Secretaría de Salud durante la pandemia y fue él quien coordinó la respuesta nacional ante el brote del virus. El Dr. Carlos Arias Ortíz, investigador del Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México en Cuernavaca, coordinó dentro de la institución las acciones de aislamiento y caracterización de los primeros virus lo que permitió el desarrollo de protocolos de acción que agilizaron la respuesta gubernamental. La participación de ambos investigadores durante la crisis pandémica fue reconocida de manera conjunta con el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2014 en el área de Ciencias Naturales.

Finalmente, la Dra. Laura Palomares del Instituto de Biotecnología de la UNAM, en colaboración con la empresa americana Protein Sciences, desarrolló la primera vacuna recombinante contra la influenza llamada Flublok con base en la hemaglutinina, una de las proteínas que se expresan en la superficie del virus y que son específicas para cada variedad de virus. Por ejemplo, en el H1N1 el primer término indica que se trata de un virus con una Hemaglutinina tipo 1 y una Neuraminidasa tipo 1.

Al ser producida de manera recombinante, es decir, totalmente en laboratorio, no presenta los problemas que tienen las formas convencionales a partir de la inoculación de huevos de gallina. La nueva tecnología reduce de manera importante, por un lado, las reacciones alérgicas por arrastre de proteína de huevo y, por otro lado, permite reducir a la mitad los seis meses necesarios por el método convencional respondiendo mejor a crisis internacionales y, al mismo tiempo, abatiendo su costo.

Flublok ya fue validada para su comercialización en Estados Unidos desde mediados de 2015 y, en México, desde noviembre del mismo año a Laboratorios Liomont, empresa innovadora de origen nacional. Con un  valor del mercado internacional para las vacunas contra la influenza de 1,600 millones de dólares, felicito la decisión de Laboratorios Liomont de invertir en la investigación que se hace en nuestro país y, en particular, en nuestro estado, la cual sin duda va a repercutir de manera positiva en su fortaleza como empresa y que esperamos sea emulada por otros actores del gremio industrial mexicano.

Información adicional

Estimado sobre el número real de decesos producidos por la pandemia de influenza H1N1 en 2009

Descripción del modelo convencional de producción de vacunas contra la influenza

Reporte de la Organización Mundial de la Salud sobre el valor del mercado de las vacunas

lunes, 11 de enero de 2016

Revistas depredadoras

Artículo publicado originalmente por Brenda Valderrama en la columna "Reivindicando a Plutón" del Sol De Cuernavaca el 11 de enero de 2015.




En los años que tengo en la investigación científica he tenido la oportunidad de atestiguar la profesionalización de la actividad. Al principio la veía, por supuesto, como un componente académico más del programa de licenciatura en el que estaba inscrita, sin mayor claridad sobre lo importante que eran mis resultados y más orientada a la calificación de fin de semestre. No fue sino hasta el posgrado que comencé a valorar la necesidad de aprovechar mejor mis esfuerzos con la finalidad de generar un curriculum, elemento indispensable para  conseguir un buen trabajo.

Y justo ahí comenzaron mis dudas pues qué cosa exactamente es un curriculum y peor aún, qué es un buen curriculum. Por lo tanto me puse a preguntarte a mis amigos y parientes y me encontré con que, para diferentes sectores de nuestra sociedad, el contenido del curriculum varía de manera importante. Para el sector empresarial, lo importante es saber qué negocios has creado y cuál ha sido su ganancia. Para el sector artístico, las obras que has generado y cuáles han sido expuestas o adquiridas. Finalmente logré saber que para el sector científico lo que se incluye es el número de publicaciones y el impacto que han tenido en la comunidad.

Las publicaciones científicas se hacen de varias maneras ya sea en prensa, en libros, revistas, en línea, etc., sin embargo pueden dividirse en dos grandes grupos: con arbitraje o sin él. El arbitraje consiste en una práctica socialmente aceptada donde colegas de la misma área del conocimiento revisan un documento y valoran de manera anónima, por separado o en equipo, si el documento cumple con el rigor científico necesario, si el concepto principal al mismo es original, si se observaron las condiciones de ética experimental necesarias, si se está acreditando correctamente el trabajo de otros autores, etc. Una buena evaluación a nuestro trabajo nos permitiría entrar al círculo de los científicos exitosos.

Como se imaginarán, que la valoración del trabajo de mucha personas quizá por años dependa de un árbitro anónimo le introduce un elemento muy subjetivo al análisis. Si el árbitro no es muy experimentado o si es una persona que por sí misma no acostumbra trabajar con rigor científico o inclusive si tiene razones para evaluar negativamente una buena propuesta por razones personales, todo esto afectaría totalmente la apreciación a nuestro esfuerzo.

Es por eso que se ha generado, de manera más bien institucional, un sistema de revistas y de editoriales especializadas en publicaciones científicas. Algunas de ellas con realmente antiguas como la revista inglesa Phylosophical Transactions que se publica desde 1665 y donde se dieron a conocer los grandes descubrimientos científicos de la época. Actualmente y en respuesta a la increíble cantidad de conocimiento que se está generando cada día en todo el mundo, existen decenas de miles de revistas científicas que se publican de manera permanente. Algunas de ellas como Nature y Science, son e interés general y se han catapultado como líderes en cuanto a la publicación de lo más novedoso y relevante. Otras son más especializadas pero todavía con cobertura internacional y también existen revistas locales o regionales que aceptan trabajos en idiomas diferentes al inglés.

En el modelo convencional la empresa que publica la revista contrata personal para que coordine al comité editorial (que decide la línea editorial de la revista) y también para recibir los manuscritos, enviarlos a los árbitros para revisión (que normalmente trabajan de manera gratuita), darle seguimiento a las revisiones, aceptar y realizar diseño de página, publicar y finalmente, generar un sistema de distribución y cobro para las personas que quieran leer los artículos. En ocasiones las empresas editoriales están insertas en asociaciones científicas con lo que se genera un beneficio académico y económico mutuo entre la revista y la asociación.

Este sistema comenzó a entrar en crisis hace 30 años cuando un grupo importante de científicos cuestionó el hecho de que si la mayoría de la investigación científica que se realiza en el mundo es con recursos de gobierno para fomentar y promover el desarrollo de la sociedad entonces los resultados debieran ser del dominio público directo. Este movimiento fue conocido como de acceso abierto y promovió un cambio importante en la forma de que se publica la ciencia.

Entre las revistas pioneras al acceso abierto de encuentra PLOS (Public Library of Science), una revista que entendió correctamente el sistema y generó un modelo de negocio donde, sin menoscabo de la calidad del contenido, todo el costo generado por el proceso es cubierto por los autores del artículo y, por lo tanto, no es necesario pagar una subscripción para tener acceso al artículo final. Aunque llevó un poco de tiempo que las entidades públicas que financian la ciencia aceptaran patrocinar este rubro, en estos momentos se considera deseable que sea así y es decisión de cada investigador identificar la mejor revista para su trabajo.

Con la finalidad de ayudar a los autores a identificar las revistas de su área que ejercen el modelo de acceso abierto se habilitó el Directorio de Revistas de Acceso Abierto o Directory of Open Access Journals  en inglés (DOAJ) y que a la fecha cuenta con más de 11 mil revistas identificadas en 136 países sumando, en su conjunto, más de dos millones de artículos.

Sin embargo, de manera sigilosa, ha surgido un grupo de empresas de dudosa calidad que comenzaron a aprovechar las debilidades de un sistema internacional tan complejo y que generaron un modelo de negocio basado en el engaño a los autores. Se conocen internacionalmente como revistas depredadoras y comenzaron a identificarse desde hace unos cinco años.

Su modo de operación consiste en generar una página web con las características habituales de una revista científica y donde se exponen artículos publicados en números anteriores, también presenta a los miembros de un comité editorial de reconocida trayectoria (en ocasiones sin su conocimiento o autorización), envían correos solicitando aportaciones directamente a los investigadores y se comprometen a publicar en tiempos cortos. Todo esto, claro, a cambio de una contraprestación económica. La identificación de estas revistas no es tarea fácil pero es fundamental para la salud del sistema científico internacional.

Recientemente se publicó la edición 2016 de la Lista Beall sobre revistas depredadoras donde se identifica a casi mil revistas científicas que han sido sorprendidas realizando actividades informales como que no existe revisión científica en lo absoluto y por lo tanto no hay control de calidad del material publicado. En otros casos el fraude es más elaborado pues falsifican controles internacionales como el factor de impacto y también existen algunas impostoras.

El tema es polémico, por un lado existe una presión muy fuerte del sistema gubernamental para que toda la inversión en investigación se refleje en publicaciones lo que obliga a los investigadores a buscar las mejores opciones para lograr este objetivo aún a sabiendas de que se trata de un producto falso que pone en riesgo al sistema científico en su totalidad. En cierta forma es parecido a lo que vivimos en las calles del centro de la ciudad. Los compradores saben que el mercado informal callejero vende productos de mala calidad y que además daña la economía pues no genera empleos ni paga impuestos sin embargo lo fomentan porque está ahí y les ofrece lo que necesitan. Sin embargo, el mayor daño a nuestra carrera no es que no nos publiquen un artículo sino que sí se publique y que luego quede inhabilitado por haber cometido un error en la selección de la revista. Ahí no hay marcha atrás.


La solución final es responsabilidad de cada investigador, sin embargo creo que puedo darles algunas recomendaciones basadas en mi experiencia. La primera sería privilegiar revistas donde los miembros del comité editorial sean científicos reconocidos y de preferencia con los que tengamos algún contacto. Segundo, acercarse a revistas de asociaciones científicas las cuales, en su mayoría, ya ofrecen también la opción del pago por el autor para que el artículo se publique en acceso abierto. Tercero, identificar el índice de revistas mexicanas de investigación del Conacyt las cuales han sido valoradas positivamente.

Información adicional

Narrativa sobre el origen de la corriente de Acceso Abierto


Directorio de revistas internacionales de Acceso Abierto


Indice de revistas mexicanas de investigación


Edición 2016 de la lista Beall de revistas depredadoras


Decreto de modificación a la Ley de Ciencia y Tecnología de México para incorporar el derecho al Acceso Abierto